LA MAYOR PRODUCCIÓN DEL CAFÉ EN MÉXICO ESTÁ EN LAS MANOS DE LOS PUEBLOS ÉTNICOS Y AUTÓCTONOS.

 




A nivel internacional nuestro país ocupa el onceavo lugar en la producción mundial del café y al mismo tiempo el primer lugar en producción de café orgánico y gourmet.

Sabemos que el café no es originario de México, pero ha sido cultivado con mucho aprecio por las sabias manos de nuestros pequeños pueblos originarios, la producción del aromático está bajo la responsabilidad directa del 85% de los pueblos étnicos y autóctonos.

El café se produce fundamentalmente en las pendientes de las cadenas montañosas del centro y sur del país, gracias a su topografía, alturas, climas y suelos bajo una región inmensa de flora y fauna; generalmente los pequeños productores nunca han dejado solo al café, han manejado un sistema de policultivo, pues siempre lo han acompañado de numerosas especies de plantas, esto ennoblece más la biodiversidad en sus regiones.

La mayor preocupación de la cefeticultura en nuestro país es la pobre cultura del tema, ya sea por la poca información que existe o la falta de interés de este grano tan conocido y simultáneamente no tan conocido.

En la actualidad vivimos en un mundo de consumismo, con ello nos referimos a la compra y uso de bienes y servicios, pero, el consumo a gran escala en la sociedad compromete seriamente los recursos naturales y el equilibrio ecológico de nuestra madre tierra.

Hablemos entonces del “comercio justo”, debemos de ser conscientes del consumo que realizamos día con día, ya que se ha convertido en una parte esencial de nuestra actividad cotidiana, tenemos que ser más curiosos y preguntarnos ¿cuál es el origen o la trazabilidad de lo que consumimos?, tener en cuenta el esfuerzo y el sacrificio para que ese producto llegue a nuestras manos; ya que todo tiene una historia, un principio y un fin.

Es necesario empezar a adquirir estos hábitos tan esenciales como los que acabamos de mencionar y ser consumidores responsables a favor del medio ambiente y de la economía local. El objetivo en común es alcanzar el equilibrio con la naturaleza y tener una mejor cultura ecológica y social.

En resumen, el comercio justo establece relaciones comerciales más justas que garanticen un digno salario y jornales más justos, la igualdad entre hombres y mujeres, y el respeto a la naturaleza. Actualmente la cefeticultura de nuestro país enfrenta una fuerte crisis por la caída de los precios en los mercados internacionales, los pequeños productores han venido enfrentando esta crisis desde hace varias décadas; sobre todo en las regiones más marginadas del país. Hoy en día el oro verde es muy desvalorizado en el mercado.

Oaxaca, ChiapasVeracruz y Puebla son los estados con mayores volúmenes de aportación a la producción nacional ya que son zonas aptas para el cultivo de café. La mayor parte está concentrada en los pueblos autóctonos del sur y sureste de México, donde aún existen y abundan riquezas culturales, tradiciones, costumbres e idiomas originarios que durante siglos se han mantenido presentes desde la época de la colonización española y se resisten a desaparecer.

Los campesinos de los pueblos étnicos han sido capaces de construir un sistema de producción ecológico y amigable con el medio ambiente. México cuenta con una diversidad climatológica beneficiosa para el cultivo del café; no obstante, eso ha influido demasiado en los pueblos productores; las altas montañas han sido el hogar del grano verde, es el clima y el medio perfecto para su producción, lo accidentado de su geografía y lo inclinado de sus caminos sigue siendo un freno para su accesibilidad; esto ha mantenido incomunicadas a buena parte de estas comunidades y ha provocado que sus carencias en educación, salud y tecnología condicionen su modo de vivir. Pero, así como su aislamiento ha sido una de las razones de su pobreza, también ha dejado que perduren sus tradiciones y costumbres originarias.

Es importante reconocer que los pueblos étnicos y autóctonos fueron los primeros en acoger la cultura del café en México como modo de subsistencia; adaptaron este maravilloso grano a su cultivo tradicional, desarrollando técnicas entre las que sobresale la producción bajo sombra, en donde la planta se desarrolla en libertad en compañía de árboles frutales y maderables, la especie arábiga es lo que ha predominado en las altas montañas de estas regiones, las variedades con las cuales trabajan son: typica (mejor conocida como criollo) y bourbon, sin embargo  éstas corren un riesgo constante de plagas y enfermedades en los cultivos; una de las principales enfermedades es el ataque de la roya y la plaga de la broca, pero gracias a los cuidados de los pequeños cafetaleros han podido conservar la originalidad del aromático, pues nada es imposible para ellos cuando hay amor y pasión por el café y la tierra. Así pues, necesitamos darles méritos a nuestros valientes pueblos étnicos porque gracias a estos héroes hoy en día se generan empleos en la industria del café y México es reconocido internacionalmente.

Alrededor de este cultivo tan enigmático existe una gran riqueza y diversidad de valores, creencias y conocimientos que es necesario reconocer y conservar; ya que el productor no sólo siembra y produce café, sino que también ha sido guardián de la naturaleza -algo que no hemos sabido reconocer-.

En resumen, los sistemas boscosos que ha desarrollado el café bajo sombra engloban un importante papel ecológico y económico del producto orgánico del café. Las comunidades étnicas son las principales creadoras y responsables del mantenimiento de la biodiversidad en las parcelas, ya que éste se produce bajo patrones culturales originarios, se garantiza la calidad del suelo evitando la erosión, conservación del agua, retención del gas bióxido de carbono, y un ambiente ecológico sano y sin sustancias agroquímicas.

Pero lo más curioso y algo que nos resulta irónico es que las zonas cafetaleras coinciden totalmente con el índice de la pobreza extrema. El sector cafetalero y campesino no tiene bien definida su importancia en el país; es por ello que la producción del aromático y las familias cafetaleras enfrentan cotidianamente múltiples necesidades en todos los rubros: salud, educación, comunicación y transporte, las cuales también encarecen y condicionan su forma de vida.

Los pequeños cafeticultores poseen un espíritu de guerreros valientes para el trabajo tan laborioso como es el campo. Después de soportar un sin número de políticas anti-campesinas por parte del estado mexicano, las familias de pequeños productores de café no sólo han sobrevivido, sino que siguen resistiendo y seguirán en resistencia ya que han podido mostrar la viabilidad de su sistema de producción. Además, ante la crisis profunda que se vive en el sector cafetalero, algunos han generado una respuesta social creativa e independiente, se han dedicado a formar nuevas iniciativas como cooperativas y organizaciones enfocadas a la industria del café orgánico.

Los guardianes del café no sólo proveen servicios ambientales, también se auto emplean y generan sus propios ingresos, pero sin un estatuto salarial (los pequeños ingresos sólo duran un par de meses), dependiendo de la cosecha anual. Esto quiere decir que la producción de café se lleva a cabo en el contexto de una economía interna por familia, que incorpora a hombres y mujeres de todas las edades: adultos, jóvenes y niños.

Esta situación es de una extrema emergencia para establecer nuevos componentes de ayuda, por esa misma razón debemos apoyar al comercio justo, fortalecer este sector y así aportaremos un granito de arena consumiendo un café local producido por pequeños productores, debemos adquirir el producto directamente, así se evitan las prácticas abusivas de los coyotes y grandes grupos empresariales al fijar el precio del oro verde; de igual forma, que la materia prima se adquiera sin intermediarios ,es decir, únicamente a los campesinos, de esta manera se les ofrece una retribución adecuada a sus esfuerzos que les permita cubrir sus necesidades básicas, los costes de producción y hasta un pequeño margen para la inversión.

Otro de los motivos por los que se hace imprescindible fomentar el comercio justo, es el hecho de que facilita la comercialización, y con ello se evita la emigración masiva de los campesinos a las grandes ciudades, a que no abandonen sus tierras, su pueblo, raíces y costumbres. De este modo, el consumidor se convierte en un voto de confianza para el indispensable desarrollo de la dignidad de las personas, de la justicia social y del bien común.

Ayúdanos participando y comentando qué acciones realizas como consumidor responsable.


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